3. ¿Déjà vu?

Desperté. Abrí mis ojos rápidamente sin tener una visión clara del lugar donde me encontraba y me levante casi de un salto. Note que respiraba agitadamente, sudaba frio… no recordaba él porque, ¿Quizás un mal sueño? Comencé a ver claramente el lugar, poco después me di cuenta de que me encontraba en una habitación, y por la forma y cosas que había en el deduje que era un hospital. Me volví a recostar ya que habia comenzado a sentir un dolor de cabeza.

El ruido de la perilla me llamo la atención. Enfoqué mi mirada a la puerta ahora abierta, donde observé a mi joven amiga junto con su fiel chao, con un florero con flores rosas en las manos.

– ¡Amy! Me alegro verte despierta – Me dijo.
– Me da gusto también en verte.

Ella se acerco a la mesa que se encontraba a un lado mío y coloco el florero. Se giro un poco hacia mí y me abrazo, cosa que me dejo sorprendida. Ya estaba acostumbrada a sus abrazos, pero algo se me hizo extraño.

– No sabes lo preocupada que estaba – Dijo separándose de mi.

La observe detenidamente, me parecía extraño, sentía como si eso ya huera pasado, ¿Acaso seria un… deja vu?

– ¿Amy? – Escuche llamarme, cosa que me saco de mis pensamientos.
– Ah… lo siento Cream – Dije apenada.
– No te preocupes. Le avisare al doctor que ya has despertado – Dijo saliendo rápidamente de la habitación.

Cerré mis ojos. Trate de buscar una explicación a lo que estaba ocurriendo pero no podía. Lo que tampoco entendía era el cómo había llegado al hospital, ni siquiera recordaba algún accidente que me hubiese ocurrido como para que me enviaran ahí. Me dolía la cabeza, también el estomago. Con mis manos inspeccioné lo segundo, pero no tenía nada fuera de lo normal, quizás se debia al hambre que tenia.

– ¡¿Rose?! – Sobresalte al escuchar mi nombre.
– ¿Ah? Lo siento – Me disculpe.
– Bueno, no importa – Escuché decir.

Dirigí mi mirada al doctor, me parecía conocido…

– Veo que finalmente te has despertado.
– ¿A qué se refiere?
– Has estado inconsciente casi tres días.
– ¿Tres días? Vaya… – Susurré.

Se acerco a mí y coloco su mano en mi frente, segundos después la retiro, saco una pluma de su bolsillo y anoto en las hojas que tenia sujetas en su tabla. Yo lo mire fijamente y espere a que hablara.

– Bien Amy, ya estás en buenas condiciones. Podremos darte de alta esta tarde – Después de decir esto salió de la habitación.

Cream entro junto con Cheese, ambos con una expresión alegre en sus rostros.

– ¿Escuche bien? ¿Te darán de alta hoy? – Preguntó.
– Si…
– ¡Qué bien! – Dijo dando pequeños saltos a la vez que abrazaba a Cheese

Suspiré. Luego observe a mi amiga.

– Cream… ¿Por qué estoy aquí? – Pregunté, interrumpiendo su pequeña celebración.
– ¿Eh? ¿No lo recuerdas?

Negué con la cabeza.

– Bueno… Un erizo blanco te dejo inconsciente con sus poderes y, ahm… es todo lo que me han dicho.
– ¿Erizo… blanco? – Susurré para mi.
– ¿Por qué la pregunta? – Preguntó confusa.
– Ah… Es solo que no recordaba.
– Está bien – Sonrió alegremente – Por cierto, Tails, Knuckles y Sonic me dijeron que vendrán en unos cuantos minutos.
– Gracias por el aviso.

Minutos después, Tails y Knuckles llegaron, algo me decía que aquel erizo azul no iba a venir.

– Hola Knuckles, hola Tails – Saludé.
– Hola Amy – Saludaron unisonó.
– ¿Dónde está Sonic? – Pregunté.
– Realmente no sabemos, solo nos dijo que tenía algo que hacer. Creo que dijo que vendría dentro de una hora – Respondió Tails.
– Ya veo, bueno, no importa – Comente sin pensarlo.

La mirada de los cuatro se posaron en mí, cosa que me molesto un poco.

– ¿Sucede algo? – Pregunté frunciendo un poco el ceño.
– Eh… no, nada – Dijo Tails.

Después de eso comenzamos a platicar, o mejor dicho comenzaron ya que no preste atención, tenia cosas más importantes que pensar, por ejemplo, ¿por que todo se me hacia extrañamente familiar?, si se trataba de un deja vu, este había sido demasiado largo.
Observé entrar al doctor con una silla de ruedas. Dirigí mi mirada al reloj, ya eran las 6 de la tarde, no me había dado cuenta lo rápido que se había ido el día. Suspiré, me levante de la cama y con cierta dificultad camine hacia la silla de ruedas. Cream me ayudo después empujando la silla.
Salimos del hospital y por alguna razón mire un camino a la derecha, sentía que alguien estaría ahí, pero me equivoque.

– ¿Amy? – Escuche a Cream llamarme.
– ¿Eh?
– ¿Qué es lo que ves?
– Ah... nada, solo me pareció ver algo
– ¿Y que fue ese algo?
– No tiene importancia… Por favor ¿Me llevas a casa?
– ¡Claro!
– Nos vemos luego, Tails y Knuckles
– Igualmente – Dijo Knuckles, despidiéndose con la mano.
– Cuídate mucho, no dudes en hablarnos si necesitas algo.
– De acuerdo Tails, gracias a ambos por venir.

Después de eso, Cream junto con Cheese me llevaron a mi hogar. Cheese se colocó en mis manos, donde poco después se quedo dormido, parecía un pequeño angelito. Escuché a Cream hablar de lo que había ocurrido en los últimos tres días. No preste mucha atención, no era que no me importara, si no que aun seguía pensando en lo raro que se me había hecho ese día.

– Llegamos – Dijo deteniéndose y después se adelanto para abrí la puerta de mi pequeña casa. Abrió la puerta al máximo y luego regreso conmigo para empujar de la silla de ruedas, le dije que no era necesario, que yo podía caminar, además, ahora se trataba de una pequeña distancia.

Agradecí a Cream por la ayuda. Ella solo me sonrió, tomo a Cheese en sus manos y luego se despidió para después irse. La observe alejarse, apreciaba todo lo que ella hacía por mí. Por más que he tratado de regresarle todos aquellos favores ella me ha contestado que con mi amistad era más que suficiente.

Regrese a la realidad y entre a la casa empujando la silla de ruedas, quizás me haría falta, pues quien sabe si el día siguiente la necesitare. Coloque la silla a lado del sofá y después, con ayuda de mi Piko Piko Hammer, me dirigí a mi habitación. Una vez ahi me recosté en mi cama por causa del cansancio, me había costado mucho caminar en estas condiciones, pero lo importante es que lo había logrado. Deje de pensar por un momento en todo lo demás y cerré mis ojos para descansar unos minutos, pero sin que supiera como o cuando, ya me había quedado dormida.

2. Un final del comienzo

Leves rayos de sol entraron por mi ventana, dando directamente a mi rostro. Fruncí un poco el ceño mientras poco a poco abría mis ojos. Observe el reloj, marcaba las 12:38 de la tarde. Di un largo bostezo y después me levante de la cama. Aun somnolienta me dirigí al baño para darme una fresca ducha con agua fría.

Veinte minutos después, salí del baño envuelta en una toalla y camine hacia el ropero. Miré toda la ropa que guardaba ahí, era bastante, pero no tarde en seleccionar lo que usaría ese día ya que una cierta amiga mía me dio unas prendas para mi cumpleaños.

Hace casi un mes, Rouge me dio unas prendas, me pidió –O más bien, me reto– que las usara en mi cumpleaños. Nunca entendí el porqué de ese reto, pero yo gustosa acepte hacerlo.

Saque por primera vez aquella ropa de la caja, pues anteriormente no tenía ningún interés en probármela o por lo menos en verla. Una vez puesta la ropa, me dirigí al baño para observar cómo me quedaba. La blusa era roja con tres corazones negros alineados verticalmente en la parte superior derecha. La falda era un poco corta para mi gusto, era negra con un listón rojo que asimilaba a un cinturón, dejando caer dos largos listones en el lado izquierdo de la falda. Las botas me llegaban casi hasta las rodillas, al igual que la falda, eran negras. Esperaba algo así viniendo de parte de aquella chica murciélago, pero la ropa que me dio realmente me gustaba, aunque sabía que no era mi estilo.

Finalmente salí de mi casa, comencé a caminar sin destino alguno, solo quería disfrutar de aquella hermosa tarde

– Así que si lo hiciste – Escuché una voz detrás de mí. Me gire rápidamente, sobresaltada.
– ¡Me asustaste! – Le reclame a la murciélago.
– ¿Qué te asuste? ¿Yo? ¿La chica más bella que haya existido?
– Bueno, bueno, ya. ¿Qué haces aquí? – Pregunté, cruzándome de brazos.
– ¿Crees que soy olvidadiza? ¡Vengo a felicitarte! – Exclamó sonriente, dándome un fuerte abrazo, tan fuerte que casi no me dejaba respirar.
– Ah… Rouge… – Logre decir.
– ¿Humm? – Me suelta – Lo lamento – Dijo con una sonrisa nerviosa mientras yo comenzaba a toser.
– No te preocupes – Dije una vez ya recuperada.
– Y bien Rose, ¿Qué tienes planeado hoy? ¿Tendrás fiesta? – Preguntó con una sonrisa maliciosa.
– De hecho no he planeado nada – Dije desinteresada.
– Pues muy mal jovencita – Dijo con tono molesto – Pero no es tan tarde, yo te hare una súper-mega-fiesta.
– Ehm… no es necesario Rouge.
– Calla, yo me encargo…

Y con eso, comenzó a volar y, tan rápido como llego, tan rápido se fue.

Suspire y seguí mi rumbo. Llegue a un parque, casi no había gente pues estaba muy lejos de la ciudad. Camine hacia una pequeña colina que se encontraba cerca de ahí y me senté debajo de un árbol. Gracias a la sombra que daban las hojas del árbol no me daban directamente los rayos del sol, me recosté sobre el tronco y vi las verdes hojas moviéndose al ritmo del viento. Poco a poco mis parpados comenzaron a cerrarse, luchaba por mantenerme despierta, pero en esa pelea perdí ya que poco tiempo después caí dormida.

Abrí mis ojos. Ya no estaba en aquella tranquila colina, sino que me encontraba en un bosque, un bosque realmente familiar. Inspeccione con la mirada el lugar pero un sonido me hizo sobresaltar, me gire rápidamente pero no vi ninguna señal de vida.

– ¿Hay alguien ahí? – pregunte gritando, pero no recibí respuesta alguna

Sentí un escalofrió recorrer mi espalda y después dos manos me tomaron de la cintura

– No temas… – Dijo con una voz tranquila. Esa voz me era familiar.
– ¿Quién… eres? – Logre preguntar.
– Mi nombre no tiene importancia… - Susurró en mi oído.

Coloco su nariz en mi cuello y empezó a olfatearme, cosa que me desagrado mucho.

– Me gustas… Creo que serás una buena sirvienta.
– ¿Qué?
– Sería una pena si no lograras salir de aquí…
– ¿De qué hablas?
– Pronto lo descubrirás

Besó mi cuello y después me soltó. Rápidamente me gire pero él ya no estaba. Vi, a unos metros, como alguien con capucha negra estaba parado enfrente de un inerte erizo azul, y a unos cuantos metros de él, se encontraban Tails y Knuckles, gravemente lastimados. Lagrimas comenzaron a salir de mis ojos...

– Sonic… ¡SONIC!
– ¡Aaaaaaaah! – Grité, levantándome de golpe.
– Hey ¿Tuviste una pesadilla? – Escuche una voz a mi lado derecho.
– ¡¿Sonic? – Exclame sorprendida, no esperaba verlo ahí.
– El mismo – dijo con su típica sonrisa.

Su mirada cambio y con su dedo rozó mi mejilla, limpiando la lágrima que resbalaba por ella.

– ¿Qué te sucedió? – Preguntó, con un tono preocupado.
– Solo… solo fue una pesadilla – Dije dirigiendo mi mirada a otro lado. Apenas me había dado cuenta de que estaba en la colina.
– Pues tuvo que ser muy real como para que lloraras.
– Sí… Por cierto, ¿Qué haces aquí? – Pregunté, cambiando de tema.
– Ah, me mandaron a buscarte, y pues como te encontré dormida, entonces decidí esperar – Dijo mientras se recargaba en el tronco del árbol.
– ¿Y cuanto tiempo esperaste?
– Humm… unas tres horas.
– Oh, lo siento mucho – Le dije avergonzada.
– No te preocupes… Por cierto, te vez muy bien así – Dijo observándome de abajo hacia arriba.
– Oh, g-gracias – Tartamudeé, levemente sonrojada.
– Vamos, los demás te esperan – Dijo poniéndose de pie.
– ¿A dónde vamos? – Pregunté, mientras que él me ayudaba a levantarme.
– Ya lo veras. Ven, súbete a mi espalda, no hay tiempo que perder.

Aun dudosa, me subí en la espalda de Sonic. Me aferré en su cuello para no caerme mientras el corría en su supersónica velocidad.

Pocos minutos después, llegamos a la casa de Tails, no entendía a que habíamos ido ahí, así que deduje que iba ser una fiesta sorpresa. Al entrar todo estaba apagado y al cerrar la puerta, las luces se encendieron y ahí se encontraban todos mis amigos. Había acertado: se trataba de una fiesta sorpresa.

– ¡Feliz cumpleaños! – escuche decir a todos en coro.
– ¡Muchas gracias! – Fingí estar emocionada.

Cream y Cheese me dieron un gran abrazo, seguidos por Tails, después Vector y Charmy se unieron a la fila y me dieron un asfixiante abrazo. Espio me sonrió mostrando su pulgar en alto y Knuckles me dio un leve golpe en la espalda. Shadow me dio un apretón de manos junto con un "Muchas felicidades Rose"

La fiesta comenzó. Vector fue el Dj de la fiesta. Comenzó con canciones muy movidas, vi como la mayoría bailaba alegremente. Yo no sentía ganas de bailar, así que fui a sentarme en una de las sillas cercanas a la mesa de bocadillos.

– ¿Por qué no estás bailando? – Escuche a Shadow preguntar. No me había dado cuenta de que él se encontraba ahí.
– No tengo ganas – Le conteste.
– Algo te preocupa, ¿Cierto? – Pregunto con su típico tono serio.
– Bueno… algo así…
– ¿Quisieras compartirlo?
– Me gustaría, pero… creo que no es el momento para eso…
– De acuerdo, sabes que puedes contar conmigo – Dijo mostrando una media sonrisa.

Desde hace tiempo Shadow y yo éramos más unidos. Siempre lo ayudaba en todo lo que podía y él me regresaba el favor. Lo consideraba como mi hermano mayor. Podría decir que gracias a mi él ha sido un poco más alegre.

– ¡Amy! – Escuche gritarme Sonic.
– ¿Qué sucede?

Tomo mi mano y en ella colocó una rosa naranja. Mire confundida al erizo azul pero este solo me guiñó el ojo y se fue a platicar con Tails y Espio. Miré la rosa, aun extrañada por el color ya que siempre me regalaba una rosa azul. Escuché una leve risa a mi lado. Al voltear vi a Shadow sonriendo un poco. Eso me confundió aun más pero decidí no preguntar.

Eran las 8:56 de la noche, la fiesta llegaba a su fin. Las luces comenzaron a titilar hasta que finalmente se apagaron. Un fuerte estruendo se escucho afuera así que todos salimos a ver lo que sucedía. Observamos humo en el bosque.

– Vaya, parece que hay fiesta haya ¿Qué tal si nos unimos? – Dijo Sonic, antes de ir corriendo hacia el bosque.

El único que pudo alcanzarle fue Shadow, los demás nos fuimos corriendo, a excepción de Rouge y Charmy, quienes se fueron volando.

Minutos después logramos encontrar al causante del humo, era un robot quien destruía e incendiaba los arboles del bosque.

– Vaya, pensé que no vendrían – Dijo una voz que provenía desde la parte superior del robot.
– Eggman – Escuché a Sonic mencionar con un cierto tono de desprecio.
– Así es mi estimado erizo azul. Ahora, te presento a mi nueva cre-
– Bla, bla, bla. Dejemos las presentaciones después y vayamos directo a la acción – Dijo Sonic interrumpiéndolo, cruzándose de brazos.
– ¿Por qué la prisa? ¿Tienes planes para esta noche? – Pregunto con un tono burlón.

Observe algo sospechoso; Eggman había movido su mano izquierda, quizás había tecleado algo. Mire a los que estaban a mí alrededor pero parecía que nadie se había percatado de eso. Dirigí mi mirada nuevamente a aquel científico, y por la forma que sonreía, supuse que tenía algo planeado.

– Hahaha – escuche reír al científico - ¿Con que es eso?

Salí de mis pensamientos moviendo un poco mi cabeza, luego note que Eggman me observaba. Observe a Sonic y a Shadow, quienes se encontraban enfrente del robot, el primero estaba levemente sonrojado, el segundo me observaba con una leve sonrisa, no entendí porque… Dirigí mi mirada a otro lado, algo extraño llamo mi atención…

Una pequeña esfera blanca se formaba entre los árboles, era muy difícil de ver a causa del fuego que nos rodeaba. La esfera, al ser disparada, se convirtió en un rayo, mire a quien se dirigía y por impulso fui corriendo hacia él.

– ¡Sonic! ¡Cuidado! – Le grité
– ¿Qué?

Al ver que no se movió, no me quedo de otra más que empujarlo. Me quede tranquila al ver a Sonic a salvo, pero un dolor insoportable sentí en el estomago. Quise moverme un poco pero no pude.

– ¡Amy! – Escuché gritar a mis amigos con cierto miedo

Escupí sangre y luego coloque mis manos en mi estomago, sentí algo extraño… Baje la mirada y, aterrada, vi un hoyo en mi estomago. Aquel rayo me había atravesado por completo.

– ¡No! – Gritó alguien, pero no logre reconocer la voz.

Mi vista comenzó a nublarse. Caí de rodillas y luego de lado, golpeándome fuertemente mi hombro izquierdo. Poco a poco mis sentidos comenzaron a debilitarse, hasta que al final, lo único que vi fue oscuridad…

1. Un mal presentimiento

Lentamente abrí mis ojos. La intensa luz blanca me cegaba pero poco a poco logre acostumbrarme a ella. Observé el lugar donde me encontraba, ya no era en aquel bosque, sino que estaba en una habitación, supuse que me encontraba en el hospital. Me incorporé de la cama hasta quedar sentada para contemplar mejor el lugar. Observé la habitación de derecha a izquierda, la primera puerta que vi se encontraba cerrada. La segunda puerta que vi casi al frente de mi estaba abierta, dentro se podía observar un espejo ovalado en la pared y un lavamanos. En la esquina superior izquierda, en una base, se encontraba una televisión apagada. Luego vi las unas cortinas blancas casi completamente cerradas, leves rayos de sol se asomaban de lo que se veía de la ventana, debía ser muy temprano.

Escuché abrirse la puerta y un florero con rosas rosadas fue lo primero que apareció, seguido por una conocida conejita de color café. Volando al lado de ella había estaba su fiel amigo.

– ¡Amy! Me alegro verte despierta – Me dijo con su dulce voz.
– Hola Cream, hola Cheese – Saludé con una sonrisa marcada en los labios.

Cream se acerco y colocó el florero en la mesa que se encontraba a mi derecha, después se giro a mí y me dio un agradable abrazo, yo con gusto correspondí el gesto.

– No sabes lo preocupada que estaba – Dijo separándose de mi.
– Lo siento mucho Cream – Le dije tratando de calmarla.
– ¿Te encuentras bien?
– Sí. Mucho mejor.
– ¡Qué bueno! Le avisare al doctor que ya has despertado – Dijo corriendo hacia la puerta por donde había entrado. Antes de que le pudiera decir algo ya me encontraba sola en la habitación.

Unos cuantos minutos después vi entrar a un gato azul, como de unos 30 años. Tenía una bata blanca puesta y una tabla con unas cuantas hojas sujetas a ella.

– Buenos días Amy – Me saludo amablemente
– Buenos días.
– Veo que finalmente te has despertado.
– ¿Finalmente?
– Has estado inconsciente casi tres días.
– ¿¡Tres días! – Pregunte sorprendida.
– No te alteres, no tiene nada de malo – Dijo con un tono calmado.

Se acerco a mí y colocó su mano en mi frente, segundos después la retiro y saco una pluma de su bolsillo y anotó algo en su hoja. Me miró determinadamente y luego siguió anotando en su hoja. Después de unos minutos finalmente hablo.

– Bien Amy, ya estás en buenas condiciones. Podremos darte de alta esta tarde – Dijo antes de salir de la habitación.

La puerta no permaneció cerrada ni un segundo ya que rápidamente Cream junto con Cheese entraron.

– ¿Escuche bien? ¿Te darán de alta hoy? – Pregunto entusiasmada.
– Así es – Dije sonriendo.
– ¡Qué bien! – Dijo dando saltitos, abrazando a Cheese, quien solo podía decir "Chao, chao".

Aun teniendo once años, Cream no dejaba de ser la encantadora conejita que considero como mi mejor amiga. Sigo sin saber cómo es que puede ser tan inocente y amable, ella era la única que conocía con esa forma de ser.

– Por cierto… – Comenzó a decir – Tails, Knuckles y Sonic me dijeron que vendrán en unos cuantos minutos.
– Ehm… gracias por el aviso.

Pero esos "cuantos minutos" solo fueron por Tails y Knuckles. Sonic no se encontraba con ellos.

– Hola Knuckles. ¿Qué hay Tails? – Salude.
– Hola Amy – Dijeron unisonó.
– ¿Dónde está Sonic? – Pregunte.
– Realmente no sabemos, solo nos dijo que tenía algo que hacer. Creo que dijo que vendría dentro de una hora – Respondió Tails.
– Algo me dice que no quiere verme… - Dije bajando la mirada.
– ¿Por qué dices eso? – Me pregunto Cream.
– Creo que está enojado conmigo, ya saben, por haber sido un estorbo en la última misión – Dije con un tono amargo, apretando mis puños.
– No digas eso, trataste de ayudar – Dijo Knuckles.
– Pero tu igual sabes que no hice en nada, solo me puse nuevamente en peligro y a ustedes tratando de salvarme – Dije, tratando de que las lágrimas no abandonaran mis ojos.

Cambiamos de tema. Trataron de hablar de cosas más alegres, como sobre mi cumpleaños el día siguiente, cumpliría dieciocho, no estaba tan feliz por eso, sería un cumpleaños igual que todos: Una pequeña celebración en casa de Tails, regalos de parte de mis amigos, Sonic regalándome una rosa azul dándome a entender la confianza que tiene en mi, entre otras cosas.

Ya eran las 6 de la tarde. El doctor que anteriormente me había atendido volvió para darme de alta. Traté de levantarme pero mis piernas no respondían, imaginé que era a causa de todo el tiempo que estuve en cama. Creo que el doctor ya sabía que eso pasaría así que vino preparado con una silla de ruedas. Con ayuda de Knuckles y Tails logré sentarme en aquella silla. Realmente me sentía muy incomoda, yo que quería era dar un paseo para despejar mi mente, pero por el momento no podía hacer eso.

Salimos de la habitación, Cream era la que me ayudaba empujando la silla. Una vez afuera del hospital logre divisar a lo lejos a aquel erizo azul, no estaba de humor como para soportar sus regaños por lo que paso. Le pedí a Cream alejarnos del lugar y, como si Sonic me escuchara, aceleró el paso como él solamente sabia y en unos cuatro segundos ya se encontraba con nosotros.

– Hola a todos – Saludo alegremente.
– Hola Sonic – Dijeron los demás en coro, yo por alguna razón no pude ni emitir un sonido.
– Humm… ¿Podríamos irnos? – Le pedí a mi amiga.
– Yo llevare a Amy a casa, Cream.
– Ehm… de acuerdo – Escuche decir.
– En ese caso, puedo irme sola – Dije, tratando de levantarme de la silla.
– ¡Te vas a caer! – Escuche a Tails decir, pero no le hice mucho caso.

Logre dar unos siete pasos, pero fue lo único ya que después tuve que colocar una rodilla en el suelo, me resultaba muy difícil caminar.

– ¡Amy! ¿Estás bien?
– Estoy bien, Cream, solo que un poco cansada.
– Siéntate en la silla, yo te llevare – Me dijo Sonic, acercándose con la silla.

Sin ninguna otra opción, me levante con las pocas fuerzas que tenia y me senté en la silla de ruedas.

– Nos vemos luego chicos – Se despidió.
– ¡Adiós chicos! – Ne despedí, fingiendo una sonrisa.

Después de una corta despedida, emprendimos camino a mi hogar. Hubo un incomodo silencio entre nosotros, solo el canto de los pájaros y el sonido de las hojas moviéndose por el aire era lo que se lograba escuchar. Pensé en algo para comenzar una conversación pero él se me adelanto.

– Mañana es tu cumpleaños ¿No estás emocionada?

No era la conversación que esperaba, pero era mejor que estar en ese incomodo silencio.

– Pues… no tanto.
– ¿Eh? ¿Por qué? Hace unas semanas no parabas de hablar de eso.
– No sé, solamente no quiero que sea mañana.
– ¿Acaso algo malo pasara?
– Eso creo, tengo un mal presentimiento.
– Oh, pues no te preocupes, yo estaré ahí para salvarte.

Fruncí el ceño. Eso último realmente me molesto.

– No necesito que me salves, yo sé cuidarme sola – Le dije con tono amargo.
– ¿Enserio? Eso no pareció en la última misión – Dijo tratando de bromear.
– Ese erizo me tomo desprevenida, es todo.
– Entonces todo te toma desprevenida, ¿Cierto?
– Mejor cállate.
– Oye, tú fuiste la que comenzaste – Dijo con un tono molesto.
– No estoy de humor para soportarte – Le dije más molesta.

El silencio regreso. Mire de reojo a Sonic, tenía en ceño fruncido. Suspire para calmarme.

– Lo siento – Le dije una vez ya calmada – No era mi intensión…
– Perdóname a mí, no pensé lo que decía.
– No, tienes razón, no se cuidarme sola, ¡Solo mírame! Recién salida del hospital en una silla de ruedas.
– No dejes que eso te desanime.
– Tienes razón…
– Bien, ya llegamos.

Me ayudo a levantarme. Vio que aun batallaba para caminar así que me tomo entre sus brazos, algo que me hizo sonrojarme levemente. Entramos a mi casa en dirección a mi habitación. Una vez ahí me coloco cuidadosamente en la cama.

– Gracias… – Le dije, evitando mirarlo, ahora estaba muy sonrojada.
– No hay de qué. Debes de descansar, mañana será un día especial – Escuche decirme con un tono alegre – ¡Nos vemos mañana! – Dijo antes de irse.
– Mañana… – Suspire angustiada – ¿Qué será lo que pasara? – Me pregunte.

Sacudí mi cabeza, tratando de alejar ese pensamiento. Me levante con cierta dificultad para ir a tomar una ducha y así después poder caer en los brazos de Morfeo…