6. Disculpa

El timbre de la puerta me despertó. Abrí lentamente mis ojos con cierto fastidio y me levante de la cama hasta quedar sentada. Tallé mis ojos y luego dirigí mi vista al reloj, este marcaba las siete con veintiséis de la mañana. El timbre sonó nuevamente. Me levanté y me dirigí al baño. Me lavé la cara con agua fría para así despertarme completamente, luego me arreglé mi cabello, para así no verme tan desarreglada. Escuché una vez más el timbre de la puerta. Caminé a paso rápido hacia la puerta, no quería hacer esperar más a mi visita.

Abrí la puerta y vi que el erizo de color azabache se estaba alejando.

– ¡Shadow! – Grité, logrando captar su atención.

Él giró su cabeza y me vio, después dio media vuelta y caminó de regreso. Le abrí paso para dejarlo entrar y una vez dentro cerré la puerta a mis espaldas.

– Pensé que no me abrirías – Dijo mientras tomaba asiento en el sofá.
– Lo siento, me encontraba dormida – Dije apenada.

Un incomodo silencio se apodero de la sala por unos minutos hasta que decidí romperlo.

– ¿Quisieras… Humm… Un vaso con agua? – Pregunte entrecortado, algo nerviosa.

Asintió con la cabeza.

– Bien… ahorita te lo traigo.

Caminé hacia la cocina. Tomé del refrigerador una jarra llena de agua y la puse sobre la mesa. Agarré un vaso y serví agua en el. Noté como mi mano temblaba un poco. Estaba nerviosa, después de lo ocurrido jamás volvería a ver a Shadow como un simple amigo. Lo extraño era que él estaba calmado, como si no hubiera pasado nada. "No confundas la realidad con un sueño" Recordé las palabras de Sonic. No fue un sueño y si lo fuera… ¿Por qué Shadow? ¿Por qué él y no Sonic? Si, es verdad, me enamoré hace tiempo de él, pero en esos tiempos aun sentía algo por aquel erizo de púas azuladas.

Estaba confundida.

– ¡Rose!

Sobresalté al escuchar mi nombre. Sentí el agua mojando mi mano, me di cuenta de que el agua escurría fuera del vaso. Levanté la jarra, ahora vacía, y lo coloqué sobre la mesa, al igual que el vaso. Fui por un trapo para secarme pero al dar un paso me resbalé. Cerré los ojos fuertemente, esperando el duro golpe, cosa que nunca llegó. Sentí una mano entre mis hombros y otra en mi cintura. Abrí los ojos y lo primero que vi fueron unos ojos rubí.

– ¿Estás bien? – Preguntó mientras me ayudaba a ponerme de pie.
– Eh… si – Conteste levemente sonrojada.
– Te noto nerviosa, ¿A qué se debe?
– Ahm… es que… no pude dormir bien – Respondí, tomando un trapeador para secar el charco de agua que había en el suelo.
– Dime la verdad – Dijo quitándome el trapeador de las manos.
– Ya te lo dije – Dije levemente molesta.
– ¿Entonces para eso me llamaste? ¿Un simple insomnio?

Silencio. No sabía que contestar, pero para saber las respuestas a mis preguntas, tenía que decir la verdad. Escogí cuidadosamente mis palabras, pues no quería que se sintiera incomodo al recordar "aquello".

– ¿No... lo recuerdas? – Pregunté, dándole la espalda.
– ¿Recordar qué?

Suspiré y me di media vuelta, viéndolo directamente a los ojos.

– Aquella tarde, en el lago.
– ¿Lago?
– Ya sabes, el día de mi cumpleaños.
– ¿Tu cumpleaños?
– Si… hace tres días.

Me miro confundido.

– Rose… eso es mañana.

Quede inmóvil. No, no podía ser cierto, me negaba a creerlo. Eso había sido tan real como para solo ser un sueño.

– Shadow – Susurré, pero logré captar su atención – ¿Tú no has tenido algún sueño que se haya sentido tan real, como si lo fuera?
– A veces.
– ¿Qué haces al saber eso?
– Acepto el hecho de que fue un sueño.

Suspiré nuevamente. Tenía que afrentar la verdad: Fue un sueño. Más bien, una pesadilla.

– Sonic tenía razón, fue un simple sueño, y por mi exigencia de no creerle lo lastime – Susurré, molesta conmigo misma.
– ¿Qué dices?
– Nada. Lamento haberte quitado tu tiempo.
– No te preocupes, sabes que puedes contar conmigo.
– Sí. Muchas gracias – Agradecí, regalándole una sonrisa.

Lo acompañé a la entrada. Me estiró la mano para despedirse pero yo le di un beso en la mejilla. Parecía confundido por mi extraña reacción, pero no le di mucha importancia.

Una vez sola, fui a cambiarme para salir, me puse uno pantalón blanco, una blusa verde con brillos y unos tenis blancos. Debía que ir con Sonic para pedirle disculpas, solo esperaba que él no estuviera molesto.

– Quizás deba darle un pequeño regalo – Pensé.

Me dirigí a la cocina nuevamente. Tal vez un pequeño pastel de chocolate me ayudaría un poco. Tarde casi dos horas en preparar el pastel, hace mucho que no hacia uno, quizás ya había perdido "el toque", lo único que esperaba que me hubiese salido bien. Empaqué el pastel en una caja rosada, cuidando que la decoración de merengue del pastel no se arruinara.

Salí de mi hogar y prendí camino a casa de Tails, quizás él estaría ahí.

Tardé media hora en llegar. Suspiré antes de tocar el timbre. Observé la caja que llevaba en mis manos, temía que no le gustara, más bien, que no me perdonara, entendería si no lo hiciera. Suspiré nuevamente y toqué el timbre. Pasaron cinco minutos para que abrieran la puerta.

– ¿Hola?
– Hola Tails – Salude, fingiendo una sonrisa.
– ¡Amy! ¿Qué te trae por aquí?
– Estoy buscando a Sonic, ¿Esta aquí?
– Me temo que no. Fue a dar una vuelta.
– ¿Sabes a donde?
– Humm… creo que menciono un lago.

Me sorprendí al escuchar el lugar. ¿Sera el lago que encontré hace tiempo?

– Oh… muy bien. Gracias de todos modos.
– Cuando quieras.

Después de despedirme, me dirigí a aquel lago, tenía pocas posibilidades de que fuera ese lugar donde estaba, pues él podía visitar cualquier lugar que quisiera gracias a su velocidad.

Cuarenta y cinco minutos después llegué a mi destino, con la mirada observé todo el lugar, parecía que no había nadie. Suspire desanimadamente. Decidí tomar un descanso, pues hacer el pastel y andar caminando de un lado a otro era realmente cansado. Me senté debajo del primer árbol que vi, el cual resultó ser el de las iniciales grabadas. Fruncí el ceño al recordar mi "sueño". Aun no estaba completamente convencida de eso, algo dentro de mi seguía sin poder creer aquello, ¿Acaso fue una señal? ¿Señal de que? No, eso no tenía demasiado sentido. ¿Una visión? Quizás… pero… ¿Pasaría mañana?

– ¡Aaah! – Grité – ¡Acéptalo! ¡Fue un simple y estúpido sueño! – Me dije a mi misma. Me sentía tonta, sabía que al gritar no me traería ninguna respuesta.
– Si sigues gritando, creerán que estás loca.

Salte al escuchar aquella voz. Dirigí mi mirada al árbol y vi como en una de sus ramas descansaba el erizo que buscaba.

– ¡Me asustaste! – Me quejé.
– Sí, también me da gusto verte - Dijo sarcásticamente.

Baje la mirada. Él seguía molesto conmigo.

– No… no esperaba verte por aquí.
– No te preocupes, ya me iba.

Bajó del árbol en un salto y comenzó a alejarse.

-¡Sonic, espera! – Grité.

Él volteó a verme. Observé una venda en su cabeza, levemente ensangrentada. Me sentí mal al recordar los golpes que le había dado.

– Yo… lo siento – Dije, evitando verlo.
– ¿Eh? ¿Por qué?
– Por lo que hice ayer. Tu solo querías ayudarme y yo... te lastime.
– Estabas asustada, ¿No es cierto?
– Sí pero… eso no me da derecho de golpearte.
– Hehe. No tiene importancia. Además, ya paso.

Sonreí levemente. Logré que me perdonara.

– Ah… ten – Le alcé la caja.
– ¿Uh? ¿Qué es?
– Es un pastel. Lo hice para ti.

Camino hacia mí y tomó la caja. La abrió cuidadosamente y luego sonrió.

– ¡Muchas gracias!

Tomó el tenedor que había colocado dentro de la caja y llevó un pedazo de pastel a su boca. Cerré los ojos, solo esperaba que no lo escupiera.

– ¡Esta delicioso!
– ¿Enserio? – Pregunté, levemente sorprendida.
– Claro, deberías probar.
– Ehm… no, gracias.
– Vamos, insisto.

Iba a decir algo más pero él aprovecho para meterme un pedazo de pastel en la boca. Me sorprendí, no sabía nada mal.

– Mmh, esta rico.
– ¿Verdad que sí? Vamos, otro bocado.
– No, lo hice para ti, no para mí.
– Ándale, otro, abre la boquita.
– ¡Sonic!

Comenzó a jugar conmigo y yo le seguí el juego. Él ponía el pedazo de pastel enfrente de mi boca y yo movía mi cabeza a otro lado, haciendo lo posible por evitarlo. Colocó nuevamente el pedazo frente a mi boca y yo, al moverme para evitarlo, rocé con mis labios el pedazo haciendo que cayera, manchando asi mi blusa.

– Oh, genial – Musite molesta.
– Uy, lo siento.
– No fue tu culpa. Puse unas cuantas servilletas en la caja.

Sonic observó dentro de la caja, saco una servilleta y limpio el merengue que había en mi blusa, sin poder quitar la mancha café en ella.

– Sera difícil quitar esta mancha – Dije levemente molesta.
–Ah… tienes un poco merengue en los labios, déjame limpiarte.

Suspiré. Sentí que me trataba como una niña pequeña, cosa que me molesto un poco. Envés de sentir la servilleta, sentir el dedo de Sonic, manchándome completamente los labios con merengue, no entendí el porqué.

– Oye, pensé que…
– Cierra los ojos – Me interrumpió.

Me sorprendí a tal petición. Cerré los ojos y esperé, pero lo que recibí me dejo helada. Con su lengua comenzó a lamer el merengue de mis labios, saboreándolo lentamente. Después de unos minutos, unió sus labios con los míos, dándome un beso, un beso del cual no quería separarme. Colocó sus manos en mi espalda, atrayéndome más a él mientras que yo coloqué mis manos en sus hombros. Después de un largo tiempo nos tuvimos que separar por falta de aire. Abrí mis ojos lentamente, vi que él seguía con los ojos cerrados, enseñando una sonrisa traviesa.

– Wow. Eso fue mejor que el pastel.

Sonreí involuntariamente a tal comentario.

– Mira, ya es de noche. El tiempo se pasa volando cuando estas con la chica que te gusta.
– ¿Qué?
– Toma, te lo quería dar mañana, pero creo que ahora tendré que cambiar de regalo.

Puso en mi mano una rosa naranja. Observé detenidamente la flor, por alguna razón se me hacia conocida. Comencé a tener un fuerte dolor de cabeza, lo cual hizo que cayera de rodillas. Pusé mis manos sobre mi cabeza, tratando inútilmente calmar el dolor. Cerré fuertemente los ojos. Empecé a sentir un inmenso dolor en el estomago, no sabía qué era lo que lo había provocado.

– ¡Amy! ¡¿Qué te sucede? – Escuché a Sonic gritarme, con un tono preocupado.

Trate de contestarle, pero caí inconsciente, a causa del terrible dolor…