5. Dudas

Desperté. Todo estaba oscuro, lo único que iluminaba el lugar era la televisión encendida. Observe a mí alrededor con cierta dificultad. Al reconocer el lugar me quede atónita: Me encontraba en el hospital.

Cerré mis ojos, tratando así recordar lo antes sucedido. Imágenes de Shadow y Sonic fueron los primeros que se me vinieron a la mente. Recuerdos borrosos aparecieron en mi mente: Shadow y yo estábamos cerca de un lago, luego Sonic peleando con él y después… nada, lo último no podía recordarlo.

– ¿Qué fue lo que sucedió? – Susurré para mí.

El ruido de la puerta me llamo la atención. Me sorprendí al ver de quien se trataba.

– ¿Amy? ¡Vaya, ya has despertado! – Dijo mientras cerraba la puerta a sus espaldas.
– ¿Qué haces aquí? – Pregunté, sin quitar mi mirada de él.
– ¿Pues qué crees? Cuidándote, claro – dijo sentándose en un pequeño sofá.
– ¿Qué hago aquí?

Noté que su animada mirada cambio a una seria, cosa que se me hizo extraño.

– ¿No lo recuerdas? – Preguntó, viéndome directamente a los ojos.

Cerré mis ojos. Trate de recordar algo más. La última parte de mi recuerdo se volvió claro. Él. Él era el responsable de que estuviera nuevamente en ese lugar.

Fruncí el ceño y apreté fuertemente la sabana con mis puños.

– No. Ya lo recuerdo – Dije con un tono molesto.
– Lo siento, trate de hacer todo lo posible para salvarte de…
– ¿De quién? – Interrumpí - ¿De ti mismo?
– ¿Eh? ¿De que estas habla…?
– No te hagas el idiota – Interrumpí nuevamente, molesta.
– ¿Estás bien? Jeje. Creo que el golpe te afectó.
– Al menos agradezco que estoy viva. ¡Ese golpe en la nuca que me diste pudo haberme matado!
– Espera, ¿Golpe en la nuca?
– Ahora sales con que no te acuerdas. El día de mi cumpleaños, cuando estaba con Sha…
– ¿Tu cumpleaños? – Me interrumpió – Amy, tu cumpleaños es en dos días.

Me quede atónita. Que excusa tan patética. Sabía que ya había pasado mi cumpleaños y no pudo ser un sueño lo anterior, fue demasiado real para serlo…

– ¿Qué? – fue lo único que pude decir. Vi como el comenzaba a reírse, cosa que me molesto aun más
– Estar dos días inconsciente realmente te afectó.
– ¿Dos días? – Susurré.
– Jaja, así es.

Fruncí el ceño. Me levanté de la cama y camine difícilmente hacia la puerta pero Sonic se interpuso en mi camino.

– ¿A dónde crees que vas?
– A cualquier lugar donde no te pueda ver – Dije, tratando de rodearlo para salir pero él no me dejo.
– ¿Eh? ¿Por qué?
– ¡Porque no creo en tus mentiras! – Contesté.

Invoqué mi Piko Piko Hammer y lo golpeé en el estomago. Observé como se golpeaba de espalda contra la pared, cerca de la puerta. Intentó levantarse, pero antes de hacerlo escupió sangre. Sonreí involuntariamente al ver aquello.

Se puso de pie. Rodeo con su brazo derecho su estomago y después se acercó a mí. Al ver esto alcé mi martillo y lo golpeé por segunda vez, pero ahora en la cabeza, lanzándolo ahora a la pared que se encontraba de mi lado izquierdo. Un poco de sangre comenzó a salir de la zona afectada. Camine hacia él, aun con la sonrisa marcada. No entendía por qué, pero disfrutaba de su dolor.

Alcé nuevamente mi martillo para golpearlo pero su voz me distrajo.

– Amy… ¿Por… que? – Preguntó casi en susurro. Estaba débil.
– Estoy cobrando venganza – Respondí en un tono frio.
– ¿Venganza? ¿Venganza de que no te haya podido salvar de aquel erizo?
– ¡Eso sucedió hace casi una semana!
– No… no confundas la realidad… con un sueño - Dijo entrecortado.
– No fue un sueño – Susurré – No lo fue.

Solté mi martillo. Me deje caer de rodillas. Coloque mis manos en mi rostro y comencé a llorar. No podía creer que eso había sido un sueño, tampoco podía creer que había golpeado a unos de mis mejores amigos, jamás en mi vida lo había hecho. Sobresalte al sentir una mano sobre mi hombro. Dirigí mi mirada hacia Sonic. Me sonreía. A pesar de lo que le había hecho él me estaba apoyando.

– Ya, ya. No llores – Dijo tratando de calmarme.
– Lo siento – Susurre – Pero sigo sin creerte.
– ¿Qué?

Lo noqueé con mi martillo. No quería que se interpusiera en mi camino otra vez. Debía encontrar respuestas por mí misma.

Con las pocas fuerzas que tenia levante a Sonic y lo acomode en la cama. Después camine hacia la puerta y la abrí un poco. Observe el pasillo de derecha a izquierda, al ver que no había nadie supe que era mi oportunidad para irme. Salí y caminé silenciosamente por los pasillos evitando que algún doctor o enfermera me viese. Sin darme cuenta, llegue a la entrada del hospital. Corrí sin destino alguno, solo quería encontrar al otro erizo de mi "sueño".

– ¡Shadow! ¿Dónde estás? – Grite, tratando inútilmente de que él me escuchara.
– Buscas a Shadow ¿Eh? Por la forma que corrías pensé que buscabas a Sonic.
– Ni menciones a ese erizo, Rouge – Dije molesta, evitando verla.
– Oh… ¿Problemas con el novio?
– Él no es mi novio.
– ¡Cielos! ¿Qué le has hecho a la verdadera Amy Rose? – Preguntó con un tono de broma – La verdadera Amy estaría gritando a los cuatro vientos que es la novia de Sonic.
– Esa Amy murió hace tiempo – Dije deteniendo mi paso, aun sin verla – Desde que me di cuenta de que él no correspondería mis sentimientos deje de amarlo. Además, era solo un sueño infantil.
– Vaya, si que has crecido, no puedo ni reconocerte.
– Yo tampoco… – Susurré, comenzando a caminar.
– Volviendo al tema principal, ¿Para que buscas a Shadow? – Preguntó mientras caminaba hasta llegar a mi altura.
– Quiero preguntarle algunas cosas.
– Ah no, déjame decirte de que yo ya se lo pedí – Dijo cruzándose de brazos.
– ¿Eh? – Pregunté. No había entendido bien lo que quiso decir.
– Jaja. Fue una pequeña broma.

Levante una ceja, pues seguía sin entenderle.

– Olvídalo – Dijo con un tono malhumorado – ¿Qué clase de preguntas le harás?
– Por favor, solo dime si sabes donde esta o no. Tengo prisa.
– Vamos, es joven la noche ¿Por qué la prisa?
– Rouge – Mencioné cruzándome de brazos.
– De acuerdo, deja me contacto con él.

Observé como se levantaba un poco el guante izquierdo hasta dejar a la vista algo parecido a un reloj, imagine que se trataba de un comunicador, como los que Tails había inventado hace tiempo para nosotros, solo que este parecía más avanzado. Oprimió un pequeño botón del aparato y espero. Después de unos segundos una imagen holográfica del erizo negro apareció sobre la pantalla de aquel aparato.

– ¿Qué sucede? – Preguntó malhumorado.
– ¿Así saludas a tu amiga? Que descortés – Se quejo la murciélago.
– Solo dime qué quieres.
– Ah, pues quiero tu Chaos Emerald y de paso la Master Emerald, ¿Crees que puedas dármelos?
– ¡Rouge! – Grité. No tenía tiempo para eso.
– ¡Ah! Oye, no te enojes. No deberías pasar mucho tiempo con Shad, ya te pareces a él.
– ¿Quién esta ahí? – Preguntó Shadow.
– Ah, es Amy. Quiere hablar contigo.
– Entonces préstale tú comunicador para…
– Preferiría que fuera personalmente – Interrumpí.
– En este momento estoy ocupado.

Suspire con disgusto.

– ¿Podría ser mañana? – Pregunté.
– Bien. Te veré en tu casa.
– ¡Hey! – Intervino Rouge – ¿Qué piensan hacer? – Preguntó con una sonrisa maliciosa.
– Nada de lo que piensa tu pervertida cabeza – Dijo cruzándose de brazos.
– Malpensado. Yo pregunté de buena manera.
– Tu sonrisa me dijo otra cosa.
– ¿Acaso no puedo sonreír? – Se defendió.
– ¿Acaso no puedes callarte?
– Yo no me voy a callar ¡Cállate tú!
– ¿Por qué debería? Pervertida.
– Pervertido el que contesto.
– Más bien la que comenzó a hablar de eso.

Rodé los ojos. Decidí irme, pues ya no quería escuchar su "conversación", además, tenía cosas en que pensar. Si realmente hubiese sido un sueño ¿Por qué pareció tan real? No… no podía ser, algo no encajaba. Esperaba que con la ayuda de Shadow pudiera resolver alguna de estas dudas que rondaban por mi mente, pero lamentablemente las respuestas tendrían que ser contestadas el día siguiente.